viernes, 25 de mayo de 2018

Día de África: 25 de mayo


Día de la Unidad Africana:
55 años en el camino hacia el desarrollo

Por Richard Ruíz Julién *

Addis Abeba (PL) El Día de la Unidad Africana enseña muchas lecciones, pero la más importante de ellas es cómo se puede vencer el estigma del atraso para avanzar hacia el desarrollo con base en la integración, en opinión de expertos.

En entrevista exclusiva con Prensa Latina, el representante permanente de Cuba ante la Unión Africana (UA), Ángel Villa, subrayó varios de los datos que explican y dan sentido a la historia del 25 de mayo.

Esta es la fecha en la que todos los ciudadanos de la región conmemoran aquella histórica reunión de 1963 donde surgió la primera institución oficial con un nombre integrador de Estados.

En buena medida, la entonces Organización de la Unidad Africana (OUA), ahora la UA -con sede en Addis Abeba, Etiopía- contribuyó a derrumbar los presagios de la comunidad internacional al convertir al área en un motor económico global.

Casi un siglo después de la celebración de la Conferencia de Berlín llegó la primera oleada de descolonizaciones, que daría lugar a una futura y supuesta independencia; en 1958 se celebró la Conferencia de Accra (primera reunión de Estados Independientes de África) y fue así como se constituyó la Unión de los Estados Africanos, recordó Villa.

Cinco años después de esa cita, se realizó otra que dio lugar a la OUA, más tarde UA; este organismo pondría las primeras piedras del panafricanismo, cuyo pensamiento buscaba una mayor colaboración para, entre otros fines, erradicar la explotación colonial y promover la unidad, argumentó.

El enfoque luego cambió, orientado más al desarrollo y desde 2002 hasta la actualidad se ha visto una evolución importante en el pensamiento de la organización, adaptándola a los retos que tiene el mundo contemporáneo pero teniendo en cuenta las potencialidades inexplotadas.

Así, aseguró el diplomático, en 2013, en ocasión de la celebración del 50 aniversario de la Unidad Africana, se logró lo que no todos los proyectos integracionistas son capaces todavía de hacer: aprobar una proyección continental a 50 años vista, la Agenda 2063.

Para algunos puede parecer algo quimérico, porque los propósitos son ambiciosos, pero tiene el valor de que fueron capaces de diseñar hasta cierto punto el África que se aspira a tener, agregó.

A partir de ese propio documento se desgajan proyectos a corto, mediano y largo plazo, y ya este año empezaron a ponerse en marcha algunos de ellos con cambios trascendentales incluidos, como el Acuerdo de Libre Comercio (Afcfta, por sus siglas en inglés) y el Mercado Único de Transporte Aéreo (Saatm).

Para tener un intercambio comercial integrado tiene que haber líneas regulares de transporte que lo faciliten, por tanto la industria de la aviación civil tributa a ello, consideró Villa, quien fuera director del departamento de África subsahariana en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba.

Por supuesto, enfatizó, comparando el Saatm y el Afcfta, éste último tiene un mayor alcance: eliminación de barreras arancelarias, liberalización de productos y servicio, mayor complementariedad entre las economías, entre otros elementos que incluyen en un proceso posterior la creación de la unión aduanera.

En cualquier continente donde se abogue por establecer convenios de esa índole, ello es una decisión de alto quilate; se desatan dinámicas y contradicciones, a las cuales los estados deben definir cómo adaptarse.

Hasta ahora, África ha funcionado a partir de estructuras subregionales; uno de los temas que tiene pendiente conceptualizar es el papel que jugarían esas organizaciones en el marco de un área de libre comercio, planteó el funcionario.

Al respecto, la Secretaría de Comercio de la UA definió recientemente que el rol de las mismas será de monitoreo y evaluación para la implantación del pacto.

Y eso pasa también porque uno de los problemas presentes es la yuxtaposición de la membrecía en las entidades subregionales; esto a veces dificulta el proceso de toma de decisión y la puesta en práctica en ellas, refirió el representante diplomático cubano.

A su vez, hay otro proceso asociado a todo el programa de acuerdos y reformas para este y los años venideros, y es el libre movimiento de personas; muchos especialistas apuntan que nada podría tener lugar sin abrir el movimiento de personas, incluido para hombres de negocios.

Para el investigador de tópicos sobre integración africana Tefere Alemayehu, de la Universidad de Addis Abeba, hay esfuerzos en los últimos tiempos en ese sentido; se ha notado mayor número de naciones que establecieron bilateralmente libre visado para ciudadanos, como Angola y Sudáfrica, Kenya y Ruanda.

Sin embargo, este mecanismo tiene componentes de preocupación en el caso de las economías más importantes del área, normalmente atractivas para la migración; si se instaura la libre circulación entonces habría que lidiar muy de cerca con la saturación del mercado laboral y con los mecanismos para regular los ya recurrentes niveles de desempleo.

Esas iniciativas van aparejadas también de la renovación de algunos temas históricos como el panafricanismo, que fue prácticamente la base de la creación de la OUA, señaló Villa.

Además, lamentablemente la UA tiene que ocupar mucho tiempo hoy en temas de paz y seguridad en sus deliberaciones, porque aunque el nivel de conflictos disminuyó sensiblemente, sobre todo los interestatales, aún existen focos de tensión, algunos de larga data, como en los Grandes Lagos, y otros exacerbados a partir de dinámicas internas, a veces con determinado componente externo.

La lucha contra el terrorismo consume esfuerzos y recursos; la erradicación de grupos como Al-Shabab y Boko Haram tiene resultados positivos concretos, pero al no estar eliminados, complejiza los desafíos regionales, manifestó.

A ello se suma la sempiterna lucha contra la pobreza, la proliferación de enfermedades, aunque es preciso señalar que hay logros tangibles en estos campos, incluso con repercusión en otros sectores, como el desarrollo deportivo, la expansión de la biotecnología, de las investigaciones en ciencias naturales y la producción de materias primas, sentenció el experto.

Consideró que los procesos de reforma actuales al interior de la UA son complejos, pues procuran hacer funcionar mejor las instituciones del ente, pero van en marcha, dirigidos por el presidente pro témpore del bloque y jefe de Estado ruandés, Paul Kagame.

Con Cuba, puntualizó, el vínculo a la UA y a África en general es prácticamente natural y hasta obligatorio: uno no puede renegar de su madre.

Lo que podamos realizar por el continente y desde el continente lo hacemos conscientes, pero con sentido de orgullo; además, es recíproco, desde aquí hemos recibido mucha solidaridad en diversos aspectos, aseveró.

Este 55 aniversario debe constituir un momento de celebración y de reflexión; el festejo, porque encierra un logro importantísimo de unidad, pero el análisis se impone, en el sentido de que cada meta alcanzada debe traer también aparejada la necesidad de superarla, concluyó.

arb/rrj

*Corresponsal de Prensa Latina en Etiopía.



La Unión Africana frente a sus principales conflictos

Por Antonio Paneque Brizuela *

La Habana (PL) La Unión Africana (UA) atiende de un modo u otro, conflictos principales de la región en Somalia, Mali, Nigeria, República Democrática del Congo (RDC), Sudán del Sur y República Centroafricana (RCA), estos tres últimos considerados los más graves.

Organización carente del presupuesto suficiente para actuar de forma independiente y eficaz mediante fuerzas de pacificación en esas naciones, su influencia en la posible solución de esos contenciosos opera, por una parte, a través de la mediación diplomática, y, por la otra, del aporte en tropas a las respectivas misiones de la ONU. El papel del ente panafricano ocupa, pues, un segundo plano en comparación con el organismo mundial, que actúa con miles de soldados y oficiales, sofisticados recursos militares y abundantes medios logísticos, mediante esas representaciones en Estados como Somalia, Mali, la RCA la RDC y Sudán del Sur.

Durante los últimos años, reunión tras reunión, la UA ha reiterado su preocupación ante esos contenciosos, llama a más ayuda y cooperación internacional para solucionarlos, y propone acuerdos sobre cada uno de ellos, pero sin que le sea posible modificar esas dos maneras cardinales de incidir en los conflictos, aunque en ciertos casos combina ambos métodos.

La ONU, por su parte, estimula esa participación de la región, con más razón porque la presencia de sus cascos azules, no siempre a solicitud de los respectivos gobiernos, sirven también para proteger y preservar los intereses de antiguas metrópolis coloniales en la región, como es el caso de Francia en Mali, por citar solo un ejemplo.

El organismo regional, que recibe sistemáticas críticas de analistas por su alegada ineficacia en la solución de dichos problemas, prioriza por su intensificación en los últimos meses los de la RCA, Sudán del Sur, la RDC y Somalia.

PRINCIPALES MISIONES DE LA ONU

Así, las representaciones del organismo mundial en la región enfrentan los respectivos diferendos en Somalia (Amisom), Mali (Minusma), República Centroafricana (Minusca), la República Democrática del Congo (Monusco) y Sudán del Sur (Unmiss), en cuyos contenciosos y nóminas la UA participa de alguna manera y mantiene sobre ellos el centro de su atención.

Somalia es quizás la más visible de esas representaciones del organismo mundial con el consenso africano, en un territorio donde se materializa mediante el grupo fundamentalista Al Shabab el ascenso señalado por el organismo en las últimas cumbres del extremismo islámico que muchos clasifican como terrorista.

La Amisom tiene allí desde enero de 2007 una fuerza que en la actualidad asciende a unos 22 mil efectivos para apoyar al gobierno contra los comandos guerrilleros, sucesores de la anterior Unión de Cortes Islámicas, desconocedores del gobierno y respaldados por Occidente.

Fuerza panafricana de paz programada para su sustitución en breve por tropas locales, el Consejo de Seguridad de la ONU autorizó a fines de abril pasado a la UA extender su presencia hasta el venidero 31 de agosto.

El bloque regional, por su parte, pidió una implementación prudente del mencionado plan de transición de competencias de esa misión hacia las fuerzas locales de seguridad, y llamó a ejecutarlo 'con suma cautela'.

OTROS DIFERENDOS Y FUERZAS DE LA ONU

Otro foco de actividad bélica con presencia de la ONU y respaldo de la UA es Mali, donde confluye desde 2013 la acción combinada de varios grupos integristas con guerrilleros de la etnia tuareg, aspirantes a la independencia de sus territorios originarios.

Con unos 13 mil efectivos dislocados en aquella nación, la Misión Multidimensional Integrada de Estabilización del organismo, establecida por el Consejo de Seguridad el 25 de abril de aquel año, tiene el objetivo de ayudar a la paz con la derrota de los opositores.

El operativo inicial de intervención de esa fuerza, considerada entre las misiones de paz más peligrosas del organismo global, con más de 120 muertos desde su activación, fue realizado por Francia, anterior potencia colonial y beneficiara de los recursos naturales malienses, aunque varios países africanos también enviaron soldados.

La República Centroafricana, país inestable por su situación interna desde 2003, agravada en 2015 y recrudecida durante los últimos meses, cuenta con la llamada Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de la ONU (Minusca).

El conflicto tiene además un ingrediente religioso, al enfrentar al grupo de rebeldes musulmanes llamados Seleka, que tomaron en 2013 el control de la capital, contra milicias cristianas denominadas anti-Balaka, cuyos combates causan la muerte de civiles.

Respecto a la guerra congoleña, la Misión de Estabilización de la ONU (Monusco) heredó el legado de otras anteriores que con distintos nombres se correspondieron con respectivos conflictos en esa nación empobrecida y flagelada por la violencia durante décadas y ahora enfrentada a un intenso contencioso entre el ejército y fuerzas rebeldes en el este del país.

El 1 de julio de 2010, el Consejo de Seguridad decidió que su fuerza en el país tomara ese nombre para que reflejara la nueva fase y le autorizó el empleo de todos los medios necesarios para llevar a cabo su mandato pacificador y estabilizador, en apoyo al gobierno.

La congoleña Monusco, con una dotación máxima permitida de 19 mil 815 efectivos y sus correspondientes componentes civil, judicial y penitenciario, asumió también la protección de civiles, personal humanitario y defensores de los derechos humanos en peligro inminente de sufrir violencia física.

Tanto el organismo mundial como la UA y otros socios internacionales que respaldan a esta misión aprecian avances desde el establecimiento de la operación en la RDC, pero se quejan de que prevalecen graves contravenciones de los derechos humanos, como la violencia sexual y la de género.

En cuanto al resto de las contiendas bélicas africanas, tal vez sea Sudán del Sur, cuya presente guerra civil comenzó a mediados de 2013 con el alzamiento del exvicepresidente Riek Machar, donde más se aplican las gestiones pacificadoras del organismo.

Esa actividad diplomática, encaminada a un acuerdo de paz en aquel país, se verifica por lo general a través de la mediación de exlíderes regionales y la convocatoria a reuniones conciliadoras, que fluctúan entre Juba, su capital, y la sede de la UA en Addis Abeba.

Sudán del Sur, país que aunque es el más joven del mundo (2011) registra serios problemas como nación por la constante complicación del contencioso y millones de personas declarados con hambre severa, es en la actualidad uno de los más frecuentes escenarios negociadores de la UA, aunque aún sin resultados concretos.

La gestión diplomática y las presiones del organismo contra los actos violentos también se emplean en cuanto a Nigeria, donde la campaña militar entre el gobierno y el grupo fundamentalista Boko Haram, incluido en la clasificación de terrorista por la comunidad internacional, trasciende las fronteras nacionales.

El organismo africano actúa también sobre esta nación a través de la Comunidad de Estados de África Occidental y de un ente militar denominado Fuerza Multinacional Conjunta, que enfrenta a los extremistas en los territorios de Nigeria, Camerún, Chad y Níger donde opera esa organización rebelde.

La Unión Africana, a nivel mundial el mayor bloque regional, el de los países más pobres y la población más joven, deviene también vital, como se ve, para la coexistencia pacífica del planeta, lo cual refrendaron las palabras hace poco del secretario general de la ONU, António Guterres:

'La comunidad internacional no encontrará la paz y la seguridad si África no es capaz de gestionar sus conflictos, y más aún, de prevenirlos y solucionarlos'.

arb/rcf/apb

*Periodista de la Redacción de África y Medio Oriente de Prensa Latina.

Unión Africana: La historia continúa

Por Julio Morejón *

La Habana (PL) Cada 25 de mayo se recuerda cómo emergió de las ruinas del colonialismo un proyecto que devino primer bloque de integración regional de la independencia.

Con la ceremonia de firmas de un grupo de jefes de Estado en 1963, nació la Organización de la Unidad Africana (OUA), con sede permanente en Addis Abeba, la capital de Etiopía, y como todas las agrupaciones multinacionales debió someterse a un período de maduración y perfeccionamiento.

Un grupo de 32 líderes del continente se proyectó bajo la influencia de personalidades de referencia como Haile Selassie, Kwame Nkrumah y Gamal Abdel Nasser, quienes le incorporaron un hálito de liberación nacional, pese a que en el seno de la OUA los planteamientos sobre democracia, revolución y solidaridad variaban.

El emperador etíope Haile Selassie, quien acumuló méritos independentistas en 1935, cuando su país enfrentó la invasión italiana lanzada por Benito Mussolini, recordó que la primera Conferencia de los Estados Independientes de África fue celebrada en Accra, Ghana, en 1958, cinco años antes de crearse el nuevo esquema de integración.

La voluntad de unirse, de hallar elementos comunes que posibilitaran la cohesión en medio de la diversidad, ya existía en una etapa donde los Estados independientes eran sólo ocho en el continente, el cual se preparaba para entrar en una fase superior en su vida política, como mostró la década de los años 60.

Cuando se concreta la fundación de la OUA, los países independientes ya eran 32, cuatro veces la cifra de los existentes al realizarse la histórica Conferencia de Accra.

La Organización para la Unidad Africana se construye a partir de dos anteriores intentos de agrupación continental: los grupos de Casablanca y Monrovia, destacan historiadores, que describen las discrepancias conceptuales entre esas dos posiciones respecto a la búsqueda de la liberación nacional.

El grupo de Casablanca surge en una Conferencia realizada en esa ciudad de Marruecos el 4 enero de 1961, de donde tomó su nombre e intención, según declaración de la Carta Africana, adoptada allí, y era (...) hacer la libertad en toda África y realizar su unidad'; ese proyecto fue calificado de revolucionario.

Su contraparte, el Grupo de Monrovia, se formó de los resultados de la conferencia que sesionó en la capital de Liberia el 8 mayo 1961, y el criterio básico para la solución de los problemas fue identificado como reformista, ya que se pronunciaba por no alentar directa o indirectamente a la subversión.

Los fundadores de la OUA fueron: Argelia, Burundi, Camerún, Congo y Congo Democrático, Benin, Etiopía, Gabón, Ghana, Guinea, Burkina Faso, Liberia, Libia, Madagascar, Mali, Mauritania, Nigeria, Uganda, Egipto, República Centroafricana, Ruanda, Senegal, Sierra Leona, Somalia, Sudán, Tanzania, Chad y Túnez.

Desde su base la OUA y luego su sucesora, la Unión Africana, estuvo abierta al debate y el intercambio de criterios, precisamente para que ese diálogo directo permitiera enfocar en aspectos y dimensiones todos los problemas del continente, gran parte resistentes a desaparecer.

Lo que no se discute es el legado de los próceres que crearon la entidad panafricana y que deja fuera de dudas la legitimidad del bloque regional.

SITIO DE HONOR

El pabellón de fundadores de la OUA incluye entre los más notables al ghanés Kwame Nkrumah, de quien un contemporáneo y también luminaria del nacionalismo, el tanzano Julius Nyerere, dijo que fue un líder de su país, 'pero también fue nuestro líder, porque fue un líder africano (...) el gran cruzado de la unidad africana'.

Para el Mwalimu (maestro en idioma swahili) Nyerere como para Nkrumah, sin unidad no hay futuro para África, una lección grabada con sangre y fuego desde tiempos inmemoriales en las mentalidades más progresistas de la región y que continúa siendo un postulado redentor.

En un ensayo sobre la vigencia de esa fuente unionista, Issa G.Shivji recuerda que el político ghanés fue el autor del análisis El Neocolonialismo, la última etapa del imperialismo, y el prócer tanzano escribió el manifiesto político La declaración de Arusha; ambos contenidos son expresiones intelectuales cumbres del nacionalismo africano.

Cuando el mandatario de Ghana publicó El Neocolonialismo..., el embajador del país ante la ONU fue llamado por el Departamento de Estado en Washington para recibir una queja del gobierno estadounidense y 'unos meses después la CIA tramó un golpe para derrocar a Nkrumah', cita Shivji.

Hubo reacción occidental cuando se adoptó la Declaración de Arusha: 'y los principales medios de producción, nacionalizados, (los) bancos extranjeros se cerraron, pero sus Estados fueron llamados a negociar una compensación' (ídem). Ambas figuras públicas criticaban al neocolonialismo, amenaza que se cernía sobre el continente apenas liberado entre 1960 y 1975, el ghanés lo identificaba como el Estado en teoría 'independiente y tiene todos los adornos visibles de la soberanía internacional', pero que su economía y política se dirigen desde afuera.

Actualmente los sectores políticos africanos presencian una realidad social y económica en la cual existen variaciones en las tendencias respecto a cómo solucionar temas pendientes en la agenda de la integración regional. En determinados se equipara a la expansión neoliberal con la expresión colonial contemporánea.

De eso alertaron los próceres fundadores de la Organización de la Unidad Africana hace 55 años. El mensaje descolonizador esencialmente no cambió, pasó a un plano más elevado y hoy la Unión Africana asume el deber de cultivarlo, porque pese a todos inconvenientes, la historia continúa.

arb/rcf/mt

*Periodista de la Redacción África y Medio Oriente de Prensa Latina.

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